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Los videojuegos y su potencial educativo en esta pandemia.


Cuando a través de ellos puedes aprender y conocerte como ser humano.

Amanece y las noticias del día (sea cual sea el medio de comunicación: televisión, radio, periódico o redes sociales) nos recuerdan que el nuevo virus, identificado como SARS-CoV-2, salió de territorio chino y logró superar todas las fronteras para instalarse en la mayor parte del planeta. Los reportajes se consumen con la misma advertencia: “No salgas de casa”, y a continuación se presentan las cifras que hoy azotan el mundo: 3, 392, 718 casos confirmados y 239 178 fallecidos.

El virus se extiende tan rápido que es difícil imaginar todo el dolor, trato de no pensar en la situación y continúo con mis responsabilidades en casa, acatándome a las indicaciones de la OMS, sin embargo, la tragedia invade cada pensamiento. Mis padres, que viven la edad de los 50´s, salen a trabajar y se exponen al contagio: el hecho me ahoga la mayor parte del tiempo y me hace reflexionar tantos temas, aun más en la casa grande y sola que me acompaña.

Buscando consuelo en los videojuegos, me encuentro con la novedad y solidaridad de PlayStation: regala dos títulos para fomentar el entretenimiento sin salir de casa; “Journey” y “Uncharted collection”, son las obras que podemos disfrutar. Algunos fans criticaron a la compañía Sony por el obsequio, sin embargo, al menos de mi parte considero oportuno mostrar gratitud: con el alza del dólar y las caídas de la economía nacional es difícil destinar dinero a la compra de videojuegos.

Con la reciente pandemia y el proceso de aislamiento, las sociedades se han transformado todavía más: ahora somos sujetos digitales. Las formas de interacción tienen lugar por medio de redes sociales, telecomunicaciones, y, por supuesto, equipos de cómputo.

Incluso la educación se ha visto forzada a retomar su camino por medio a través del mundo digital. En esta parte podemos afirmar que los videojuegos, más que un pasatiempo, también pueden educarnos y fungir como un complemento para la educación formal. ¿De qué manera? Primero, a través del juego es posible potenciar la creatividad, aprender valores, centrarnos en habilidades psicomotoras –observar, escuchar- y llegar a la reflexión. Recordemos que, desde la pedagogía, desde hace años se ha rescatado la trascendencia del juego para la formación del individuo.

Abordemos, por ejemplo, la Teoría del juego como instrumento de afirmación del Yo. De acuerdo con Chateau (1958), el niño se desarrolla a través del juego y su placer o gozo es moral. No sólo eso, el niño (el sujeto) tiene la posibilidad de reforzar su inteligencia, su voluntad y su carácter, es decir, su personalidad.

De acuerdo con Chateau, existen dos tipos de juegos:

Juegos sin ninguna regla: juegos funcionales, hedonísticos, improvisados, juegos de destrucción, o donde predomina el desorden o incluso solitarios.

Juegos reglados: juegos de imitación, construcción, con reglas arbitrarias, sociales, figurativos, de proeza o competición.

Dicho esto, jugando Fortnite, uno de los más populares entre los gamers, podemos dar cuenta de esa educación: entre miles de tareas que le dejan a un niño, el jugar puede ayudarlo a vaciar toda la información académica en el videojuego. Bajo las circunstancias adecuadas, y con la supervisión de un adulto, el niño comprende que el trabajo en equipo y la construcción y recolección de materiales de manera cuantitativa influyen en el desarrollo del juego para conseguir la victoria; además, se requiere concentración y observación para adaptarse al ambiente. A pesar de ser un videojuego de guerra, no existe sangre, y, por el contrario, los personajes tienen características muy particulares; bailes divertidos, gestos, y skin´s muy creativos.



Otro título interesante que he jugado durante la cuarentena es Detroit: become human, juego que tocaría mis fibras más sensibles. Percibimos a través de un simple juego la regulación ideológica donde se ofrece o impone al sujeto datos o emociones configurados de acuerdo con intereses específicos, y aún así, a través del título, del juego mismo, nos es posible reafirmarnos sin limitaciones, libres de esa regulación…

En fin, los días pasan y sin duda el tiempo se vive de otra manera, las relaciones sociales y afectivas se transforman, nos descubrimos a nosotros mismos mientras explotamos esos momentos para pensar, reflexionar y valorar en todos los aspectos esos regalos que nos da la vida. Mientras tanto, pueden acompañarnos esas historias que nos ofrecen los videojuegos.

Podríamos mencionar infinidad de beneficios en el desarrollo del individuo, sobre todo en una época tan compleja. Por ahora, sin caer en prejuicios, podemos dar la oportunidad que nos enseñen y nos muestren su valor.


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